Artículo escrito por la profesional de Centro de Día Mayrena, Miriam Martínez García, para el Semanario el Noroeste.
Hacerse mayor forma parte del ciclo de la vida, es una etapa más como la niñez o la adolescencia. Es importante ofrecerle el valor y el respeto que merece. Hablar de envejecimiento suele tener arraigados términos peyorativos que deslumbran la esencia de toda una vida. Suponer que en la vejez no se puede ser feliz es un error, es más, se hace necesaria la búsqueda de felicidad por medio de todos los recursos que se tengan al alcance.
El proceso de envejecimiento supone un cambio en la vida de la persona de forma gradual, poco a poco las rutinas y formas de vida que se sostienen durante la edad adulta se disipan y dan lugar a una nueva manera de vivir.
El envejecimiento suele asociarse a términos como la enfermedad o el ocaso, esto provoca, en muchas ocasiones, el rechazo social hacia este colectivo, pues se puede llegar a pensar que ya no tienen nada que aportar.
En base a esta lacra social que provoca esta concepción del envejecimiento, surge la otra cara de la moneda, la que concibe esta etapa de la vida de forma positiva sobre los pilares del respeto y la dignidad. El envejecimiento activo como opción para seguir aprendiendo y por supuesto enseñando, una vía que permite un estilo de vida saludable en interacción con el entorno.
La esperanza de vida en las personas con discapacidad es cada vez mayor, por eso surge la necesidad de atender esa parte de la población para que su calidad de vida sea óptima. No podemos olvidar que estas personas necesitan ser escuchadas, conocer sus necesidades y anhelos, esto es primordial para ellos en esta fase de sus vidas. Nuestro objetivo principal es ofrecer apoyo para la capacitación y el mantenimiento de la persona, haciendo un trabajo de forma individual e integral con cada una de ellas. Crear un espacio dónde se dan cabida la experiencia, el conocimiento y la sabiduría.
En esta etapa se ofrecen muchas oportunidades para cuidarse, dedicarse tiempo así mismos, seguir descubriendo actividades o hobbies que puedan ser de su agrado, compartir con los demás todo aquello que para ellos es importante.
Nuestros veteranos tienen historias de vida increíbles, han superado muchos obstáculos desde pequeños, pues la sociedad en la que ellos han tenido que crecer no tenía los recursos ni los derechos de los que se dispone en la actualidad. Comparten muchos momentos vividos, recuerdan buenos tiempos de su juventud, recuerdos que reviven cada vez que los cuentan. Apcom, en muchas ocasiones ha sido el escenario dónde crear esos recuerdos, creando fuertes lazos entre los protagonistas de estas memorias.
Las vivencias, los recuerdos, las experiencias vividas, son el mayor tesoro que nuestros mayores nos pueden ofrecer, escucharlas y aprender de ellas es el mejor regalo que les podemos hacer.